El croata Kovacic recogió la medalla de subcampeón del Mundial con la bandera de San Antonio y de su parroquia.

Putin

Croacia no ha podido finalmente ganar el Mundial de Rusia, pero a lo largo de estas semanas se ha ganado el cariño de millones de amantes del fútbol. Ha sido la fe inquebrantable de este grupo de futbolistas, de un pequeño país de poco más de cuatro millones de habitantes, la que les ha llevado hasta la final.

La religión es un elemento esencial para muchos miembros del equipo de Croacia. Empezando por su entrenador, Zlatko Dalic, quien ha dicho públicamente que «Dios está presente diariamente en mi familia y mi vida», y se le ha podido ver durante los partidos del Mundial agarrando un Rosario bendecido en Medjugorje.

El jugador del Real Madrid, Mateo Kovacic, tampoco se ha querido olvidar de su fe en el que ha sido el día más importante de su vida profesional. Cuando acabó el partido se pudo ver al deportista con una bandera de color azul celeste.

Con ella recogió la medalla de plata y también posó orgulloso junto al resto de sus compañeros en el propio campo. QUna demostración al mundo de que no olvida de dónde viene.

Se trataba de una bandera que mostraba a San Antonio de Padúa, y una imagen de la parroquia a la que da el nombre este popular santo. Muestra precisamente la silueta del templo de Sesvete, el pueblo del que procede Kovacic.

En esta iglesia el pequeño Kovacic ayudaba como monaguillo y siguió siéndolo aun cuando debutó en la primera división de Croacia.Fue precisamente en la iglesia donde conoció a su novia. Isabel era corista del coro de la parroquia. Y como no podía ser de otra manera, en la parroquia de San Antonio de Padúa se casó con ella.

Sesvetska Sela Kovacic

Su fe, su parroquia y su comunidad han estado siempre en el centro de sus pensamientos, incluso en la gran final de la copa del mundo de Rusia. En tierras austriacas dio sus primeros pasos como futbolista, creciendo en el seno de una educación católica. «Era un niño tranquilo, valiente y muy religioso. Iba todos los domingos a misa».

Ya lo confirmó en una entrevista: «rezo antes de todos los partidos. Me da la fuerza y la inspiración para jugar, y el poder saber que todo va a estar bien. Como cualquier persona normal, tengo mis heridas y debilidades, y la oración y la fe me ayudan a superarlo«.

 

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